martes, 21 de diciembre de 2010

El mejor viaje de mi vida


Emilio Hernández Aparicio



En el invierno de 2008, mi hermana Carla y yo fuimos de viaje a Madrid(España) para visitar a nuestros primos. El vuelo JSK-1920 con destino a Madrid, salía el día dieciocho de Diciembre a las seis de la tarde. Cuando ese día llegó, yo estaba muy ilusionado. Teníamos todo preparado, las maletas estaban listas y mis padres habían llamado a nuestros primos para avisar de que llegábamos hoy.
A las seis de esa tarde estábamos en el avión con destino a Madrid. Llegamos a las diez y media de la noche porque el vuelo se había retrasado muchísimo y hubieron turbulencias. Recogimos las maletas y tomamos el primer taxi que vimos. Le dijimos que nos llevara a la Calle La fortuna y así fue.
Nos bajamos del taxi y miramos el edificio, que tenía un aspecto de ser viejo. tocamos en la puerta. Abrió un señor con tes oscura y pelo rubio. Gritó por toda la casa que ya habíamos llegado, y de repente empezaron a bajar todos nuestros primos. Mi impresión al verlos fue de alegría. Carlos, el mayor de todos nuestros primos, tenía veinte años. Él era delgado y de piel blanca, con unos ojos marrones y muy grandes. Su boca era pequeña y la nariz larga, pero lo que más me impresiono fue su melena larga y rubia. Silvia, tenía la misma edad que yo. Era alta y delgada, de tes blanca y con una melena larga, lisa y dorada como el sol. Sus ojos azules y su boca grande la hacían toda una belleza. Y por último, Javier de diez años. Era bajo, muy moreno y de pelo oscuro. Sus ojos eran negros y sus labios de color rojizo.Nos presentaron a su mayordomo, el Sr. Smith, un hombre de cuarenta años
Silvia me contó que sus padres estaban en Holanda, por temas de trabajo y no nos iban a poder ver. Nos ensañaron nuestras respectivas habitaciones y nos encerramos como si de allí no fuésemos a salir jamás.

Me tumbé en la cama y me quede dormido. Me desperté por la mañana, con el sonido del despertador. Miré el reloj. Eran nada más y nada menos que las ocho de la mañana. Desayuné, me duché y me vestí. Fui a la habitación de mi hermana y mientras ella hablaba por teléfono, yo inspeccionaba su habitación. Se escuchaba un suave cantar de pájaros. Cuando terminó de hablar, me preguntó:

- ¿Te apetece ir a dar un paseo por las calles de Madrid?

Yo le conteste que sí, pero antes sería mejor decírselo a nuestros primos. Corrí hacia el cuarto de Carlos y le dije que íbamos a ir a dar un paseo por Madrid, y que comíamos fuera.

A las ocho y media, fuimos a un centro comercial de la Calle Fuencarral, a comprar un regalo para nuestros padres. Estuvimos allí hasta la hora de comer y decidimos ir a comer al restaurante chino que había al lado. Sin darnos cuenta, Habíamos pasado toda la mañana en el centro comercial y decidimos ir a dar un paseo por la plaza. Nos sentamos en un banco, y contemplamos el ambiente.
Se me pasaron los días rapidísimos, ya que me encantaba estar en Madrid, y estar con mis primos. El día que ya volvíamos a casa, miré en la agenda la hora a la que salía el avión y empecé a preparar la maleta. El avión sale a las dos Lucía, prepara las maletas. Cuando terminé de preparar las maletas, Lucía ya estaba esperándome en la puerta. Me despedí de Javier y de Carlos. Silvia me dijo que en verano iría a Tenerife a visitarme, me dio su número de teléfono y me besó en la mejilla. Me quedé sorprendido unos minutos y de repente se escuchó el grito de Lucía. Bajé corriendo, nos montamos en el taxi y fuimos rumbo al aeropuerto. Sin duda, ese había sido el mejor invierno de toda mi vida, y el próximo año, volvería a ir.


1 comentario:

Departamento de Lengua dijo...

Bien pero al final algunas incoherencias: Lucía gritó ¿?,¿de qué te quedaste sorprendido, de que te besara en las mejillas?¿No es lo normal cuando te despides?
Fíjate en:
- "hubieron": vulgarismo, es hubo
-los meses van en minúscula
- Se escribe "tez"