martes, 21 de diciembre de 2010

Un verano diferente

Cristina Tavio.






Todos los veranos mi familia y yo nos íbamos de viaje al extranjero, nos quedábamos en un hotel e íbamos a conocer el país. Pero ese año sería diferente, ese año mi madre decidió que en verano nos fuésemos a Lanjarón, un pequeño pueblo de Granada, donde vivía toda su familia.

En el avión mi hermano Daniel y yo conocimos a Sara, una chica de 15 años, alta, morena, de ojos verdes y pelo rizado. Ella vivía en el mismo pueblo al que nosotros nos dirigíamos y nos contó muchas historias sobre ese pueblo.

Al llegar al pueblo mi tío Nicasio, un hombre robusto, moreno y calvo, nos llevo a la casa en la que nos alojaríamos ese verano. Esa casa pertenecía a Carmen, la abuela de mi madre, pero cuando ella falleció, hace 2 años, la casa se quedo deshabitada y el tío Nicasio nos la presto. Era una casa grande, de 2 plantas y con un inmenso jardín.
Cuando ya nos habíamos alojado, mi padre nos llevo a dar una vuelta por el pueblo. Más tarde fuimos a cenar a una pizzería. Allí nos encontramos a Sara, que nos explico donde vivía para que fuésemos a visitarla. Estuvimos hablando durante toda la cena y ella nos prometió que nos enseñaría cada rincón del pueblo.

Al llegar a la casa todos nos fuimos acostar. A medianoche yo me levante para ir al baño, cuando de repente escuche la voz de una persona mayor, yo me quede muy extrañado, pero como estaba un poco dormida no le di importancia.
A la semana siguiente, cuando todos estábamos comiendo, escuchamos pasos y voces en la parte de arriba. Era la misma voz que yo había escuchado la otra noche, asique se lo dije a mis padres. Ellos muy asustados pensando que sería alguna persona fueron a ver quien se encontraba allí, pero en la parte de arriba no había nadie. Mis padres muy extrañados por el suceso llamaron al tío Nicasio, él les dijo que desde hace unos meses había notado varios sucesos inexplicables: el jardín se cortaba solo, los platos se fregaban solos, la bañera se llenaba sola, etc.

El domingo Sara me fue a buscar para enseñarme todo el pueblo, tal y como había prometido.
Me llevo a la plaza del pueblo donde se encontraban todos sus amigos y me los presento. Después de estar toda la mañana con ellos fuimos a comer al Burger King, ella me dijo que me había me cojido mucho cariño en estas semana y yo le dije que ella se había convertido en mi mejor amiga y ella me dijo que yo también. Más tarde fuimos al cine a ver una película. A las 9 de la noche llegue a mi casa y me fui a duchar. En la ducha escuché como una voz me decía:
-Esto es mío, ¿qué hacen aquí? ¿Quiénes son?.
Yo fui corriendo a decírselo a mi madre y ella decidió que seria mejor irse de esa a casa y volver a Lanzarote para no meternos en problemas. Al día siguiente, me despedí muy triste de Sara pero le prometí que volvería a verla.

Ese verano había sido un buen verano, había conocido a unas de mis mejores amigas, conocí un pueblo nuevo y me lo pase muy bien. Aquel verano había sido un verano diferente.

1 comentario:

Departamento de Lengua dijo...

Bien. No te olvides de las tildes.